La tarea docente

La tarea docente es un libro que despertará el interés de maestros y profesores en razón de la problemática que plantea y de las soluciones que —a juicio de la autora— son las más idóneas para resolverla. Naturalmente que las propuestas que se formulan podrán ser compartidas o no por el lector; ello no tiene ninguna importancia. Lo importante es la nueva caracterización que de la tarea docente hace la profesora Avolio de Cois.
Si. ayer la escuela preparaba para actuar en una sociedad “hecha” y cuya estabilidad se suponía que no habría de alterarse, la escuela de hoy debe preparar para una sociedad cambiante y de rápidas transformaciones culturales, económicas y sociales.
Si ayer se consideraba que la educación era un proceso que concluía en un determinado período de la vida, hoy, en razón del acelerado ritmo de avancé de la ciencia pura y aplicada, los veloces cambios tecnológicos y el incesante aumento de los conocimientos, el proceso educaüvo no puede concluir en cierto estadio de la vida del hombre, sino que debe realizarse a lo largo de todo su devenir. En otras palabras: se requiere la educación permanente.
El, principio de la escuela tradicional “aprender hoy para aplicar y actuar mañana” ya no tiene vigencia y debe ser reemplazado por el de “aprender para aprender”. Es decir, aprender hoy para estar en condiciones de aprender siempre ya que los cambios sociales —producto de expectativas cada vez más crecientes— los cambios profesionales e industriales —productos de una investigación y tecnología en permanente evolución y avance— han quitado validez a esa división de la vida del hombre en dos períodos de límites precisos: un período de formación y de adquisición de conocimientos y otro de aphcación en el mundo laboral. Hoy este segundo período no puede excluir al primero. Sólo así será posible una adecuada preparación del hombre para actuar con solvencia frente a los requerimientos que impone todo proceso de cambio.
No es necesario abundar en estas consideraciones ni agregar otras para concluir que frente a esta problemática la tarea docente adquiere una nueva dimensión y una proyección que excede el ámbito del aula.
Para la autora ello implica que el maestro “no puede agotar su labor en el conocimiento y aplicación de técnicas de enseñanza, no es suficiente que sea un artista que resuelve las situaciones que se le presentan en forma) original; tampoco es suficiente que sepa planificar ó establecer buenas relaciones” sino que, como profesional, debe conocer los conceptos y principios que fundamentan su labor. Pero en la medida en que aquélla tiene por finalidad última educar, es necesario que el maestro conozca y medite sobre los interrogantes que están implícitos en esa finalidad.
Con lenguaje sencillo y sin tecnicismos innecesarios la autora les da su respuesta. Como dijimos al principio, el lector podrá no estar de acuerdo pero como docente es necesario que él también se dé su; propias respuestas.
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